3 de noviembre de 2013

CRÍTICA: Near Dark (Kathryn Bigelow, 1987)

 Caleb Colton (Adrian Pasdar) un joven cowboy, es seducido y mordido por una vampiresa Mae (Jenny Wright) ahora tendrá que lidiar con la idea de ser una criatura de la noche.









Título original: Near Dark
Año: 1987
Duración: 94 min.
País: Estados Unidos
Director: Kathryn Bigelow









Film atípico de vampiros, empieza muy bien y continua excelente pero el final es su gran fallo, pasemos a comentarla por partes.

La historia es especial, “rara”, porque no es la típica historia de vampiros y menos con un romance de por medio (Cosa que me hizo recordar a Crepúsculo pero oye, nada que ver), empieza la película con un plano detalle de un mosquito en la piel de nuestro protagonista Caleb, este lo aplasta maldiciéndolo algo así como “Maldito chupasangre”. Bonito símbolo que perfectamente podría resumir lo que va a ocurrir justo después. Caleb se encuentra a una apuesta dama llamada Mae y se la lleva a dar una vuelta con el fin de poder retozarse un poco con la zagala (Que se trata de un vampiro). Nos damos cuenta gracias a los geniales diálogos llenos de humor negro e irónicos, "hey chaval esta tía es una vampiresa y te va absorber toda la sangre no sigas por ahí" pero como es obvio el protagonista no se da cuenta sólo nosotros.

Este principio quizás sea demasiado pacífico para como nos han mostrado la forma de actuar de los vampiros en numerosas películas pero ya dije que esta película es diferente en cuanto a este tema. En esta película cazan para alimentarse pero siguen una especie de ritual, más seductivo que violento salvo la escena del bar que es tremendamente violenta y una de las mejores de la película. El caso es que Caleb es transformado y aquí es dónde arranca la película y nos dejamos llevar por la curiosidad, porque Caleb no comprende que está sucediendo (en ningún momento de la película se les llama vampiros, ni ellos dicen que lo son… no hace falta, son inmortales, cazan, beben sangre, les quema la luz del sol ¿Acaso no es obvio?) debe aprender a cazar y podemos observar muchas escenas de la evolución y el aprendizaje de ser vampiro (esto es muy interesante) con la amenaza constante del grupo de “Aprende a matar o lo matamos” recibe numerosas oportunidades gracias a Mae que está enamorada de él.


El grupo de vampiros,  rebosa empatía y geniales interpretaciones  Bill Paxton sobre todo, como Severen. La música y la fotografía están a la altura del film dándole el apoyo suficiente como para que llegue al aprobado. Casi se me olvida mencionar algunos tintes de humor negro bastante buenos (Como que disparen a Caleb y este diga “No estoy muerto” sorprendido)





Lo único que no termina de cuajar es el final, tan confuso, tan “no sé cómo inventarme un final” como queriendo quitárselo de encima, yo creo que realmente no sabía cómo terminar esta película y los dos primeros actos habían sido demasiado buenos como para idear un final perfecto. Otro fallo el uso de la transfusión de sangre para combatir el vampirismo, no sé si realmente esto funciona, es muy dudosa esta re-humanización. 

En resumen, muy buena película de vampiros, diferente, en el modo de retratarlos, alejándose bastante de los clichés vampíricos pero con un final bastante flojo que te hace replantearte mucho la nota pero merece la pena verla por las increíbles actuaciones del grupo de vampiros y algunas de sus escenas míticas.

Nota: 7.0

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