El azar hace que un hombre y una mujer, ambos de edad madura y casados, coincidan en una estación de tren. Su inicial amistad pronto se convertirá en un amor tan intenso como prohibido.
Año: 1945
Duración: 85 min.
País: Reino Unido
Director: David Lean
Esta “crítica” deberíais de estar leyéndola con el Concierto nº 2 de Rachmaninoff sonando en bucle de fondo, porque así empieza está película con una genial introducción de esta melodía tan perfecta e ideal para el film y que se repite a lo largo con distintos matices.
Breve encuentro, puede parecer sencilla pero de esta sencillez radica una asombrosa belleza, unos diálogos inolvidables, el amor entre dos personas que no pueden estar juntas porque ambos están cansados, la presión social, la culpabilidad, el deseo desenfrenado a amar pesé a las “desfavorables” circunstancias o ¿Por qué me he tenido que enamorar en este momento? Y un largo etc.
Toda la historia es recordada mediante un flashback de Laura Jesson (Celia Johnson) en el que comenta en voz en off como se sentía, como eran esos encuentros con Alec Harvey (Trevor Howard), como tenía que mentir a su marido y como de mal le sentaba, el miedo a afrontar la idea del divorcio en una época dónde no se llegaba ni plantear esta idea.
Todo pasa ante la atenta mirada de nosotros, los espectadores de una manera tan natural y humana que el tiempo pasa volando. ¿Quién no se ha enamorado y ha sentido esa irrefrenable atracción? Son breves encuentros pero no dejan de ser intensos pero ambos saben que no serán duraderos. Me encantó que existiera una “subtrama” con los personajes de la estación que en parte ellos también vivían breves encuentros de amor dentro de un entorno de trabajo ya que no debían ser vistos igualmente.
Seguiría escribiendo parrafadas cargadas de diálogos y emociones pero entonces os estaría contando la película. Sobre David Lean, es la primera película que he visto de él pero soy consciente que es autor de obras como: El puente sobre el río Kwai (1957), Lawrence de Arabia (1962) y Doctor Zhivago (1965). La dirección me parece correcta al igual que el guión y ambos actores están geniales Celia Johnson y Trevor Howard.
No me olvido de Robert Krasker, director de fotografía también en El tercer hombre la fotografía en blanco y negro en general me parece de lo más hermosa, jugar con las iluminaciones y los claroscuros, es simplemente arte.
Una película con la que reencontrar emociones y vivir estos breves encuentros con los protagonistas.
Nota: 8.5
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